viernes, 15 de febrero de 2008

Peliculón: Gato negro, Gato blanco


Hace unos días hice mi primera incursión en el cine yugoslavo, concretamente en la filmografía de su director más célebre, Emir Kusturika. Sé lo que estás pensando ¿cine yugoslavo? Contradiciendo a lo que muchos pueden pensar, no sólo en Estados Unidos se hacen buenas películas. Es, en parte, el motivo de esta sección de mi blog. Spielberg tiene muchos peliculones. Woody Allen tiene obras maestras a la patada. No obstante, yo quiero dar a conocer filmografías más underground, películas que difícilmente veremos en las salas de nuestros multicines. O bien, si hablo de directores conocidos, comentaré alguna de sus obras más personales, extrañas o infravaloradas. No me planteo reiterar en que “Psicosis” es una obra maestra, todo el mundo lo sabe. Más bien, en el caso de Hitchcock, me propondría reivindicar la fantástica “Sospecha”.

Es por ello que hoy les traigo una propuesta magnífica: “Gato negro, gato blanco”, una de las obras más aclamadas del director Emir Kusturika. Tiene mucho mérito que una película de poco más de dos horas y, siendo tan absurda en ocasiones, sea tan gloriosamente entretenida. Una desenfadada colección de personajes pintorescos que nos mostrarán sus vidas de trapicheo, amores incomprendidos, espectáculos delirantes... Otra cosa a destacar es lo bien que evoluciona: comienza de forma agradable, para ir aumentando en los toques de humor, en las situaciones surrealistas. Toda la parte de la boda, digamos que, los últimos 45 minutos o así, son de lo mejor de la película y te deja con un dulce sabor de boca.

Bueno, para ser más exactos, desde la primera aparición de la gran Afrodita Carambolo (sus amigos y familiares la conocen como “Mariquita”), hasta el final, “Gato negro, gato blanco” gana enteros. Hubo ciertas escenas que hicieron que soltara sonadas carcajadas. Ahora mismo me viene a la mente una escena en la que aparece cierto tema noventero, así como cierta fuga caricaturesca de la boda. Sólo con recordar esas dos escenas ya me río ¡Son buenísimas! ¿Y qué decir del viejo ricachón y su fanatismo por “Casablanca”? Todo esto acompañado de dos gatos, uno negro y otro blanco, que merodean por la película y de los que se puede sacar diferentes interpretaciones debido a su ambiguo simbolismo. El poderío visual de Kusturika es muy notable, en ocasiones me recordaba mucho al estilo de Javier Fesser, por ese amor por los cachibaches, el gusto por lo retro, el toque caricaturesco de los personajes... Donde destaca Afrodita, por supuesto ¡Qué gran personaje!

¿El argumento? Se podría decir que retrata la vida de un hombre y su hijo, el primero con sus trapicheos cutres para hacerse rico, y el segundo viviendo una historia de amor bastante curiosa. Luego está el abuelo jovial, el ricachón sonriente, el amigo rastrero y muchos personajes más. Si quieren pasar un buen rato, reírse y, al mismo tiempo, ver una película distinta, fresca, original, les recomiendo encarecidamente esta obra. O, ya puestos, cualquier otra de Kusturika (“Tiempo de gitanos”, “Underground”, “Papá está en viaje de negocios”...) que suelen seguir el mismo sentido del humor, la misma estética, las mismas temáticas. Destacar también “El sueño de Arizona”, película que este mismo director realizó en Estados Unidos, con actores de la talla de Johny Depp, Vincent Gallo o Jerry Lewis, trasladando su delirante estilo visual a las áridas tierras yankis.

"Louie, I think this is the beginning of a beautiful friendship"

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