lunes, 18 de febrero de 2008

Peliculón: Black Moon


Se trata de la película más extraña y, podría decir, más arriesgada del director francés Louis Malle. Conocida en España por "El unicornio", se trata de una película muy underground de 1975, donde Malle nos presenta una fábula repleta de alegorías y con un sentido del surrealismo bastante marcado. Me ha encantado. También es cierto que es una de estas películas que tienes que ver con la mente abierta; y ya no sólo por la temática en sí, sino porque tal vez se quedarían decepcionados si querían encontrar un esquema narrativo al uso, que no lo tiene. Se puede decir que Malle se conforma con retratar la confusión de la protagonista, presentándonos geniales toques de lo absurdo, sin plantearse el desarrollar la historia más allá de su comienzo.

¿El argumento? Es muy sencillo. Una joven huye de una guerra bastante particular, donde, por lo que parece ser, hay dos bandos: hombres y mujeres. La muchacha huye por el bosque, encuentra un unicornio y lo sigue hasta toparse con una casa, habitada por pintorescos personajes. La actitud de la protagonista es la que podría tener una niña, lo cual es de agradecer, ya que no hay intentos por razonar cada particularidad del lugar, sino que, tras una primera reacción de asombro, la joven se deja llevar e intenta adaptarse a las reglas de esa misteriosa finca. Un detalle que me gustó mucho fue la escena en la que ella, nada más llegar a la casa, entra en la cocina y coge un vaso de leche, sumamente grande, estirando los brazos con fuerza, puesto que el vaso está bastante lejos de su alcance. Esa escena resume a la perfección las intenciones de Malle en cuanto a la actitud infantil de la joven.

Una anciana que habla con una rata, flores que lloran cuando las pisas, gallinas caníbales, niños desnudos corriendo alrededor de ovejas... A modo de cuento infantil, y con una clara inspiración en "Alicia en el País de las Maravillas", la sensación que intenta trasmitirnos el director es la que todos hemos tenido al ser niños y descubrir lugares nuevos. Es una mirada repleta de curiosidad y, al mismo tiempo, tolerante y permisiva. No existe esfuerzos grandes por intentar comprender lo que te rodea, sino la contemplación de los fascinantes sucesos. Sus numerosas alegorías dan pie a múltiples interpretaciones, como es el hecho de que una joven huya de una guerra entre ambos sexos, para refugiarse en una casa donde vuelve a sentirse niña. O la escena de la joven dando el pecho a la anciana. Escenas como la de los despertadores sonando me recordaron a la magia de las películas de Miyazaki. Se podría decir que tiene, a su vez, ecos al cine de David Lynch, con cierta estética al de Peter Greenaway. Vamos, una gozada para todos los que buscamos rarezas o, simplemente, películas que se salgan de lo ya visto.


Pero, si hay que quedarse con algo de esta película, es lo que ya he mencionado, las sensaciones de la protagonista. Me recordó mucho a cuando yo era un niño, cuando visitaba lugares nuevos, embriagado por el aroma del misterio, con ese papel de pequeño descubridor. Con la sensación de estar pisando en un lugar donde muy pocas personas han estado. Era maravilloso.

Nota: el cartel de su edición en dvd me hace gracia. Ya no sólo por la imagen en sí, que puede dar pie a pensar, erróneamente, que estamos ante una película erótica. Sino porque elegir esa escena, concretamente, es bastante curioso. El que vea la película entenderá a lo que me refiero...


No hay comentarios: