Si hace unas semanas les hablaba del éxito de “Los Serrano” en Finlandia, hoy vengo a hablarles de un claro precedente de esa serie, una que también fue un boom casposo en la televisión española… (sonido de truenos)… ¡"Médico de familia"! Sí, y no te me pongas remoloso, que seguro que también te viste tus buenos capítulos, como yo. De no ser así, todo este artículo no te hará ni la mitad de gracia. Advertido quedas.
Me imagino a las mentes maestras que ingeniaron esta serie, en esa sala de mesa larga, repleta de hombres enchaquetados, viendo en una pantalla enorme un medley de “Los problemas crecen”, “Padres forzosos” y “Step by step”. A uno se le ocurrió que la serie puede ser sobre una familia, con un padre como personaje central. Oh, qué original. “¡Y que sea médico!” gritó uno, dando un golpe con el puño sobre la mesa. “¡Sí, eso! ¡un médico!” gritaron todos al unísono. El más listo de los allí presentes fue el que dio con la clave: “Médico… con familia… ¡Ya lo tengo! Se llamará “Médico de familia” ¿Qué no?” Y todos aplaudieron, asintiendo con caras de satisfacción y los ojos entrecerrados.
Así empezó todo. Emilio Aragón, famoso presentador televisivo del momento, decidió romper con su imagen de dicharachero y alocado showman. Sustituyó su esmoquin con playeras blancas, por una bata y una de esas cosas que se ponen los médicos para escuchar los latidos del corazón, ya saben, esas movidas… sí, coño, que son como auriculares y tal. Bueno, el caso es que se convirtió en Nacho Martín, la personificación del buenazo, el eterno inocentón, que ponía siempre cara de cachorrito de perro abandonado. Es curioso porque, por lo general, lo normal es ver a actores y actrices rompiendo con la imagen discreta y inocente que les dio a conocer, para aparecer algo más radical, atrevido, rebelde. Como cuando David Duchovny, tras dejar de ser el correcto Fox Mulder, enseñaba su culo blanco en “Evolution”. Aunque ESTO lo supera. Pero el caso de Emilio Aragón es al revés. Ahora se le ve como un hombre más soso que un polo de papel de cebolla, un cursi de cuidado. Pero es que había que verlo antes de su papel de médico, con sus parodias, su estilazo, un cachondo mental de primera. Un claro ejemplo de involución.
La serie comenzó en 1995, a mitad de la época noventera en la que era normal encontrar en las listas musicales a números 1 como este o este, no ahora, que encontramos cosas como esta o esta (este último también conocido como "Arcadas en Lanzarote"). Duró nada más y nada menos que 9 temporadas, ¡119 episodios! (¡Toma ya, San Andrés!). Fue una serie muy seguida. Yo la vi, aunque, claro, era un teen, no sabía lo que hacía (bueno, además de tocarme, claro está).
Hoy vengo a hacer mi particular radiografía a tal hito televisivo.
"¡Tú! ¡Sí, tú! ¡Te vas a cagar!"
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