domingo, 16 de diciembre de 2007

Carátulas de Reggaeton: Don Omar, Parte 1

Hablando el otro día con Arón, me comentó la simpática conversación vía sms que tuvo con sus amigos Bryto y Dani, acerca de ese cantante de reg... rage... regga... reggaeton, llamado Don Omar. Si no fue el que comenzó tal engendro musical, sí que fue uno de los pioneros. A él le debemos que la gente domine términos como "perreal" y toda esa jerga tan característica. Si hace dos décadas se hablaba de la lambada, como baile prohibido (delirante), ahora es el rag... regg... reggaeton el que ha cogido el testigo. "Porque es como hacer el amor vestido." Repiten los partidarios, y se quedan tan frescos ¿Quieren saber qué es hacer el amor vestido? Vean ESTO, a partir del minuto 05:35 y verán lo que es hacerlo con ropa. Yeah! O, directamente, se alquilan la peli, "Aprende como puedas" (qué título tan apropiado...) y se echan unas risas. ¿Lo positivo de este género musical? Pues que nos ha regalado grandes espectáculos visuales que volverían heterosexual al mismo Boris Izaguirre.

En fin, a lo que iba, mi idea es analizar, ya no la "música" de ese sujeto, (no me veo capaz de resistir el escuchar una de esas melodías endemoniadas, al menos no sin clavarme un cuter en el glóbulo del ojo), sino las (delirantes) carátulas de sus discos. Comencemos pues por la primera, la que le dio fama. Su primer disco, año del apocalipsis: 2003, título: The Last Don. Observemos la carátula. Podemos ver al Don en una actitud que podríamos denominar, sin riesgo a equivocarnos, de bajona ¿Qué es lo que se le pasa por la cabeza en ese momento? ¿Es acaso en referencia al contundente título de su disco? ¿Es él el último Don y por eso está deprimido? Es posible que no se trate de una depre, sino más bien un momento reflexivo. Esta carátula, que habría sido perfecta para su "best of" (en plan "estoy reflexionando en cuanto a mi carrera delictiva en el negocio del genocidio acústico"), la escoge para su primer disco. Con dos cojones. Pero ¿en qué reflexiona? ¿Siente remordimientos por todo el daño que va a hacerle a la humanidad? ¿Está pensando en cómo llevarse al huerto a la ninfómana de su video? ("Hummmmm... ¿la invito al cine y, tras una velada romática, me la tiro en la pista de baile?"). ¿O acaso está pensando en el euribor y su influencia en la economía actual? A juzgar por la tensión de sus trenzas incrustadas, que serían capaz de dejar sin sangre a un búfalo hippy, podemos llegar también a la conclusión de que le duele tanto el cráneo que se ha sentado para evitar así que le de un soponcio. Una carátula elegante, de eso no hay duda, que tiene un innegable toque Scorsese, sobre todo por "Uno de los nuestros". Tal vez por ahí van los tiros, tal vez él quiera ser un mafioso, como ya le pasó a Ray Liotta en esa obra maestra. Y poder decirle a Robert De Niro: "¡Que se maten, que estoy suelta, como gabeteeee!" (insertar voz sensual).
Pero, ojo, esta carátula no es, ni de lejos, su mejor carátula.

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