lunes, 11 de febrero de 2008

Ojito: ¡No me toques los móviles!


Antiguamente (no hace tanto, señores) la gente se comunicaba mucho a través de cartas. Tenía un componente muy romántico el intercambio postal, sobre todo entre amantes que suspiran en la distancia. Los diarios, en cambio, eran una forma de comunicarse con uno mismo, de plasmar sobre el papel todo tipo de frustraciones, sueños, deseos y conflictos internos de diversa índole. Bien, pues todo eso ha sido sustituido, casi por completo, por los mensajes del móvil y por el correo electrónico. Que, mira, no lo veo mal. La sociedad avanza y con la tecnología, las costumbres no se pierden, sino que se transforman o evolucionan. Lo veo bien. (No obstante, siempre consideraré un intercambio de cartas como algo fantástico. No hay color. Recibir una carta en tu buzón es todo un puntazo, reconozcámoslo). Ahora bien, no entiendo por qué ahora ha cambiado, entre muchas personas, el respeto a este tipo de prácticas.



Me explico, no logro entender, ni nunca compartiré, el hecho de que una persona coja el móvil de otra para leer los mensajes que contiene. Da igual si esa persona es tu novia, tu madre o tu hermano. Eso no se hace. Parece que la gente se ha olvidado de una hermosa palabra llamada “intimidad”. De la misma forma que no entiendo por qué el novio de una chica debe de conocer su contraseña del MSN. Es que no me cabe en la cabeza. Es una GRAN FALTA DE RESPETO el ir indagando en esos pequeños espacios íntimos de la persona. Siempre se ha visto mal que alguien coja el diario de otro y lo lea, o que abran las cartas dirigidas a otra persona. Entonces ¿por qué mucha gente se pasa por el forro la intimidad en cuanto al correo y los móviles? A ver, repitan conmigo: No se debe curiosear el móvil de otra persona. No se debe curiosear en el correo electrónico de otra persona. Es que es obvio. Y me importa un comino (vaya, hacía siglos que no utilizaba esta expresión) si esa persona es mi novia. No, cojones. Todos somos individuos que merecemos diversos rincones de intimidad. El teléfono móvil o una cuenta de hotmail o yahoo son soportes físicos de estos rincones ¿Por qué iba alguien a indagar en ellos? Y si encima es mi pareja, más fuerte me parece, puesto que, si es un ser querido, más razones tiene para respetar mi espacio.

¡Hostia puta!


Cuando tenga novia, esas serán una de las cosas que no pasaré por alto ¿Estamos locos o qué? Es bonito compartir cosas con los demás, pero siempre tiene que tener uno su zona limitada para guardar lo que quiera guardar. Además, leer un mensaje descontextualizado puede derivar a sospechas absurdas. Abrir un e-mail, sin saber todo lo que puede rodear ese e-mail, toda la historia que hay detrás, puede ser nocivo para la confianza entre dos personas. Porque, esa es otra, si confías en tu pareja ¿qué haces hurgando en su bandeja de entrada? No se trata de tener secretos, sino, más bien, de conservar espacios para uno mismo. Las parejas van y vienen, nunca sabrás con certeza si vas a seguir saliendo con esa persona por siempre. Pero lo que si debe de pertenecer es el respeto hacia tu persona. Y eso lo debe de tener claro tanto él como tú. No consientas algo así y, mucho menos, hagas algo así.


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