miércoles, 30 de enero de 2008

Sueño: un secreto en su vientre


"Me llamo Javier Niebo y tengo un don. Un mecanismo onírico
que a veces se acciona sin yo buscarlo."

Comienzo a aminorar la marcha cuando entro en la Calle Real, cuando la veo a lo lejos. La chica en cuestión lleva el pelo castaño, largo, suelto, aleteándose con el fresco aire. Unos vaqueros que se ajustan agradablemente en la sensual anatomía de su cuerpo, una camisa de color azul marino, escondiendo dos generosos pechos. Los elegantes rasgos de su cara terminan por confirmar lo que es, sin duda, un prodigio de la naturaleza. De pronto, en fracción de segundos, nuestros caminos se cruzan, ella pasa a mi lado.

Un resplandor, un olor, un sentimiento, un color, una imagen...
La hojarasca vuelve a caer, codificando un sueño robado.

Pasa muy rápido, pero disfruto de ello durante los quince minutos siguientes. Soy ella, me veo en una mecedora, junto a un amplio ventanal; en dicha ventana se puede ver la lluvia tocando, como queriendo entrar. Me estoy meciendo con algo en las manos. Miro hacia abajo; sobre la manta que cubre mis piernas veo algo envuelto en otra manta de menor tamaño ¿Qué hay dentro? Una cara sonrosada me sonríe, enseñando unas tiernas encías. Sus enormes ojos verdes se cruzan con los míos. Me siento muy feliz, completo, como si hubiese encontrado la pieza que faltaba en el puzzle de mi vida. Es reconfortante saber que sólo quedan siete meses para que se dibuje esa imagen.

El sueño se desvanece, la hojarasca volvió a caer.

Me paro en seco, en medio de la gran calle, en medio de todas esas personas que iban y venían. Miro hacia atrás y busco a la chica en la multitud, en la lejanía ¿Está embarazada de dos meses? Me quedo chocado al percatarme de que aquella muchacha, que parecía contar con 20 y pocos años de edad, rondaba, en realidad, los 16. O eso fue lo que absorbí en su sueño.

La veo reencontrándose con unas amigas, llevando un secreto en su vientre.

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